Después de la gran aceptación y el avance que supuso el gramófono, los avances e investigaciones dieron lugar a lo que llamamos el tocadiscos.
El tocadiscos apareció por primera vez en 1925, la idea surgió debido al deseo de reproducir discos de manera totalmente eléctrica y no mecánica. La reproducción eléctrica de los discos aportaría muchas ventajas como el control de volumen de la reproducción, el tocadiscos se encuentra dotado con un motor eléctrico que hacía que el plato giradiscos rotara a una velocidad constante de 78 rpm, 45 rpm ó 33 rpm, logrando así más fidelidad en el sonido. La disminución del peso del brazo traía también menor desgaste del disco por el peso del mismo, entre otros beneficios.
Años más tarde aparecieron tocadiscos más sofisticados, los semiautomáticos cuando se terminaba el disco eran capaces de retornar el brazo fonocaptor automáticamente a su sitio y apagar el motor y la corriente del aparato, para que el disco no siguiera girando y pudiera llegar a dañarse.
Los automáticos además eran capaces de mover el brazo por sí mismos para reproducir el disco, así también si se ponían varios discos a la vez se podía reproducir, aunque solo una cara, y terminar de manera automática la reproducción de todos.
Este artefacto se convirtió en el sistema reproductor de sonido que se mantendría por más tiempo hasta la actualidad, tanto para la venta como para el uso. Hacia 1950 aparecen los llamados "combinados", generalmente tocadiscos con radio. En 1958 se empezaron a publicar los primeros discos en estéreo.
Actualmente se consideran piezas de artesanía y muy pocos los utilizan para reproducir música en sus hogares, aunque el sonido que consiguen estos dispositivos es único frente a los dispositivos digitales que se usan hoy en día.
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